La pasta térmica es un componente esencial en el correcto funcionamiento de una computadora, ya que permite la transferencia de calor del procesador al disipador de calor. Con el tiempo, esta pasta puede secarse o deteriorarse, lo que puede provocar un aumento de la temperatura del procesador y, por tanto, un mal funcionamiento del equipo. Por ello, se recomienda cambiar la pasta térmica de manera periódica para garantizar el correcto enfriamiento del procesador y el óptimo rendimiento de la computadora.
No existe un consenso universal sobre cuándo se debe cambiar la pasta térmica, aunque se recomienda hacerlo cada 1 o 2 años para equipos de uso diario. Sin embargo, también hay otros factores que pueden influir, como el tipo de pasta térmica utilizada o la frecuencia de uso del equipo.
Es importante tener en cuenta que también se pueden cometer errores al cambiar la pasta térmica, como aplicar demasiada cantidad o no colocar correctamente el disipador de calor, lo que puede provocar un mal funcionamiento del equipo. Por ejemplo, aplicar demasiada pasta térmica puede disminuir la eficacia del enfriamiento y aumentar la temperatura del procesador. Por ello, es recomendable informarse adecuadamente y seguir las instrucciones del fabricante o buscar asesoramiento de un profesional en caso de dudas.
Para cambiar la pasta térmica, es importante seguir ciertos pasos. En primer lugar, es necesario desmontar el disipador de calor del procesador con cuidado, evitando dañar el procesador o el socket del mismo. Luego, se debe retirar la pasta térmica antigua con alcohol isopropílico y aplicar una pequeña cantidad de pasta térmica nueva en el centro del procesador. Finalmente, se vuelve a colocar el disipador de calor en su lugar, asegurándose de que el procesador esté correctamente alineado en el socket.